Las mujeres en
grecia: En Atenas, las mujeres servían a los hombres de otras
formas. La prostitución (tanto masculina como femenina) floreció en la Atenas
clásica. La mayor parte de las prostitutas eran esclavas en los burdeles
administrados como un negocio o un comercio por ciudadanos atenienses. Así las prostitutas se maquillaban de manera
ligeramente escandalosa con vistosos coloretes, utilizaban zapatos que elevasen
su altura, se teñían el cabello de rubio y se depilaban, utilizando navajas de
afeitar, cremas u otros útiles. Utilizaban todo tipo de postizos y pelucas.
Estas modas serán rápidamente adaptadas por las mujeres decentes, provocando
continuas equivocaciones según nos cuentan algunos cronistas.
Otra clase de prostitutas ocupaba una
posición más favorable en la sociedad ateniense; estas cortesanas más refinadas
eran conocidas con el nombre de hetairai, que literalmente quiere decir
acompañantes femeninas”. Estas mujeres, que solían ser ex-esclavas procedentes
extranjeras, eran más refinadas que las prostitutas habituales y eran famosas
por sus logros musicales e intelectuales, así como por sus atributos físicos.
Los atenienses varones conservaban aristocrática costumbre de los simposios las fiestas refinadas donde se bebía en las cuales solían estar presentes las
hetairas. Los simposios se llevaban a cabo en comedores exclusivos para
hombres, en los que no estaban presentes las esposas.
Las hetairas bailaban, tocaban instrumentos
musicales y brindaban entretenimiento, incluidas las relaciones sexuales. El precio solía rondar el óbolo, la sexta parte
de la dracma de plata. Estos establecimientos incluían en sus servicios
masajes, baños y comida, la mayoría de carácter afrodisiaco e incluso algunas
para estimular la virilidad como los testículos de asno salvaje. Para atraer al
público, las mujeres solían vestir atuendos llamativos y llevar el cabello más
largo que las atenienses, incluso algunas caminaba con un seno descubierto. Algunas
hetairas llegaron a amasar fortunas considerables y a tener un considerable
renombre. Aspasia fue ciertamente la más famosa. Amiga de Sócrates y afamada
por sus conocimientos, fue cortesana de Pendes y a la larga se convirtió en su
esposa legítima.
El papel de la mujer
En
la mayoría de los estados de la antigua Grecia, la mujer vivía una vida muy
protegida y no podía jugar un papel activo en la sociedad. No podía heredar o
se propietaria, ni acudir a los tribunales de justicia. No podía ni tan
siquiera comprar algo que costara más de determinado importe. Estaba siempre
bajo la tutela de un pariente masculino: primero del padre, luego de marido,
hermano o hijo.
Las obligaciones de una esposa
En una casa rica, una esposa tenía muchas obligaciones. Controlaba los almacenes y se aseguraba de que la casa estuviera limpia y la comida lista a tiempo. Cuidaba de los hijos y de los enfermos de la casa y gestionaba la economía de la familia.
En una casa rica, una esposa tenía muchas obligaciones. Controlaba los almacenes y se aseguraba de que la casa estuviera limpia y la comida lista a tiempo. Cuidaba de los hijos y de los enfermos de la casa y gestionaba la economía de la familia.
Las mujeres de la casa producían todas las telas
necesarias para la ropa, el mobiliario y la decoración. Es:; reconstrucción,
basada en una pintura de una vasija del s. VI a.C, muestra a una esposa
supervisando las distintas fases de la producción de un tejido.
El divorcio
Aunque los hombres podían hacer más o menos lo que querían, las mujeres tenían que comportarse según unas normas muy estrictas: ante cualquier sospecha de escándalo, podían enfrentarse a un divorcio, para divorciarse de su esposa, un hombre hacía una declaración formal de divorcio ante testigos. Era mucho más difícil para una mujer poner fin a su matrimonio, va que no podía ejercer acciones legales por sí misma. Debía presentarse ante un dirigente llamado arconte y convencerle de que actuara en su nombre. El esposo se quedaba con los hijos y la mujer iba de un pariente masculino.
Aunque los hombres podían hacer más o menos lo que querían, las mujeres tenían que comportarse según unas normas muy estrictas: ante cualquier sospecha de escándalo, podían enfrentarse a un divorcio, para divorciarse de su esposa, un hombre hacía una declaración formal de divorcio ante testigos. Era mucho más difícil para una mujer poner fin a su matrimonio, va que no podía ejercer acciones legales por sí misma. Debía presentarse ante un dirigente llamado arconte y convencerle de que actuara en su nombre. El esposo se quedaba con los hijos y la mujer iba de un pariente masculino.
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